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SOLO UN OCÉANO

TRES HISTORIAS LOCALES, UN ESFUERZO MUNDIAL
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¿QUIÉN ES RESPONSABLE DE LA SALUD DE LOS OCÉANOS?

El océano es uno de los mayores y más importantes recursos del Planeta Tierra. Da alimento a cuatro de cada diez personas en el mundo. Nos protege de efectos aún más peligrosos del cambio climático y representa un ingreso y un medio de vida para miles de millones de personas.

Los humanos necesitan contar con un océano saludable para sobrevivir y, sin embargo, seguimos contaminando, agotando y dañando este valioso recurso.

Debemos salvar el océano antes de que sea demasiado tarde, pero ¿quién decide cuál es el mejor modo de hacerlo? ¿Quién decide cuántos recursos podemos extraer del océano o cómo sacarles provecho? ¿En quién se puede confiar para que tome las decisiones que beneficien a todo el ecosistema más que a las personas de un país, ciudad o aldea?

Éstas son las preguntas que las comunidades costeras de todos los continentes se hacen y, juntos, debemos tratar de obtener las respuestas.

Las historias de tres comunidades costeras de India, la República Democrática del Congo y Perú muestran los problemas mundiales que son comunes a todas las personas y naciones. Conforme esas poblaciones van adoptando prácticas sostenibles, se traza el camino hacia un futuro más saludable y próspero.

INDIA

Costa de Sindhudurg, Maharashtra

India es el segundo mayor productor de pescado del mundo. Cerca de 20 millones de personas que viven en la costa del país dependen del mar y de su rica biodiversidad para alimentarse y mantenerse.

Sin embargo, la pesca en India está decayendo. En Sindhudurg, importante región pesquera situada en una de las costas con más biodiversidad del mundo, las prácticas destructivas de pesca y la polución están agotando el ecosistema, dejando a los pescadores con redes y bolsillos vacíos. Ahora, los miembros de estas pequeñas comunidades de la costa occidental de India están aprendiendo métodos que respetan el medio ambiente local y les dan un medio de vida sostenible.

Desde 2012, los hombres y mujeres locales han comenzado a criar cangrejos de manglar. En vez de consumirlos o venderlos, los aldeanos se dedican durante meses a la cría marina de cangrejos en criaderos llenos de lodo antes de pescarlos.

No sólo esos pescadores están salvaguardando el hábitat natural, sino que también están ganando más. Dado que la demanda global de cangrejos y ostras va en aumento, las ganancias de la comunidad también se incrementan. Se estima que en 2015 las exportaciones totales de cangrejos de manglar en India tuvieron un valor de US$ 13 millones.

Samiksha Gopal Gawker

Criadora de cangrejos de Manglar.

“Antes los hombres hacían todo, pero ahora las mujeres también pueden criar cangrejos. A pesar del lodo, lo pueden hacer con sus propias manos. Ahora las mujeres no se quedan atrás en nada. Me siento muy orgullosa.”

EN DETALLE

Miles de personas de la región de Sindhudurg dependen del océano para su sustento, y muchos en esa zona todavía tienen problemas económicos. A través de su criadero en el manglar, Samiksha Gopal Gawker ha ayudado a mantener no solo a su familia, sino a toda la comunidad. Es miembro de en India se conoce como ‘grupo de autoayuda’, hombres y mujeres que se reúnen para ayudarse unos a otros haciendo un fondo común con sus ingresos. “Después de abrir una cuenta en el banco, comenzamos a depositar mensualmente 100 rupias por persona”, explica. “Si alguien necesita dinero, usamos esta cuenta para dárselo”.

Los lazos comunitarios más sólidos se han formado entre las mujeres del grupo de criadores. “Yo venía de Mumbai, y no tenía idea de cómo trabajar en el barro. Tuvimos muchas dificultades, pero fue divertido hacerlo en grupo”, dice Gawker. “Por ejemplo, si alguien se caía, nadie se reía sino que lo asistían. Si alguien no podía hacer algo, le sugeríamos tomarlo con calma y tomar un descanso. Todo el grupo ofrecía mucho apoyo”.

REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO

MUANDA, RDC

La pesca también es un trabajo vital para los residentes de Muanda, pequeña ciudad de la República Democrática del Congo (RDC) sobre la costa Atlántica de África. Sin embargo, en los últimos cuatro años, la contaminación, la erosión, las perforaciones costa afuera y la llegada de los barcos pesqueros de China han ocasionado la disminución de los niveles de pesca y afectado la economía local.

La RDC está conectada al mar por una franja de 40 kilómetros de costa. El acceso limitado a los recursos marinos la hace especialmente vulnerable a la subida del nivel del mar y a la erosión que afecta a las naciones costeras del mundo. Nadie previó los efectos de este proceso acelerado: en los últimos 10 años, la costa ya se ha reducido en 15 metros.

Afortunadamente, un nuevo proyecto tiene como objetivo dar a las personas de las ciudades costeras de la RDC los conocimientos y recursos que necesitan para protegerse de la amenaza del cambio climático.

Se están llevando a cabo acciones para desarrollar e implementar un sistema de monitoreo que ayudará a las comunidades a hacer el seguimiento de los efectos de la erosión costera, y a alertar a los residentes en situación de riesgo cuando haya un peligro inminente. El programa también ayudará a los gobiernos locales a planificar proyectos futuros de desarrollo que anticipen los posibles efectos del cambio climático, y que enseñen a los pescadores del área prácticas más sostenibles que salvaguarden el ecosistema local de Muanda y, por consiguiente, su economía.

Emmanuel Nzau

Pescador

“Hoy estamos acostumbrados a pescar mar adentro porque es allí donde hay más peces. Cuando nos alejamos de la costa no tenemos cómo saber si habrá una tormenta o si lloverá; algunas veces las personas mueren en el mar debido a accidentes. Esperamos ansiosamente la implementación del proyecto en nuestra aldea, así como los estanques que permitirán que los peces se multipliquen.”

A CLOSER LOOK

No es de asombrarse que Emmanuel Nzau se sienta personalmente involucrado en el éxito del proyecto. Nzau es pescador desde hace casi 40 años y ahora mantiene a seis hijos que todavía están en la escuela. “En la aldea no todos son pescadores”, explica. “Nuestras madres y esposas plantan yuca y cebollas en la casa, pero lo que nos ayuda a mantenernos es la pesca.

A medida que el océano va cubriendo las costas de todo el mundo, Nzau está comenzando a ver que el recurso del que depende para sobrevivir amenaza su supervivencia de dos maneras directas: como el mar cubre rápidamente la tierra y amenaza a su comunidad, él debe adentrarse más en el océano para tener buena pesca, lo que lo hace vulnerable al impredecible clima. “Cuando era niño, el océano estaba a 100 metros de la aldea después de una bajada y no había perforaciones costa fuera como vemos ahora”, recuerda Nzau. “Hoy vemos que el océano avanza hacia la aldea.”

PERÚ

ALTO PUNO, PERÚ

El entorno marino de América del Sur también está experimentando cambios acelerados. Situado a lo largo de la costa de Perú y Chile, el gran ecosistema marino de la corriente de Humboldt es uno de los grandes ecosistemas marinos más productivos del mundo y representa hasta un 20% de la pesca mundial. La sobreexplotación de la pesca en la corriente de Humboldt ha tenido un efecto de cascada sobre todo el ecosistema, incluidas las algas.

Para protegerlo y preservarlo existe una coalición de cinco organizaciones, como la Asociación de Pesqueros del Alto Puno, que se esfuerza por rehabilitar una gran variedad de entornos marinos dentro del gran ecosistema de la corriente de Humboldt. No exageramos cuando destacamos la importancia medioambiental de las plantas marinas, ya que proveen más del 50% del oxígeno que consumimos. Las algas, en especial, han sido un producto de valor para la pesca peruana. Hoy escasean, y conseguirlas se ha vuelto un proceso más complicado que simplemente recoger lo que se encuentra en la costa.

Esta federación de asociaciones pesqueras locales está sembrando, extrayendo y recogiendo algas en la Bahía de Paracas, en un área concesionada de 34 hectáreas. Se han unido para establecer prácticas más sostenibles y, con la ayuda de ALGAEX (antes ACUISUR) y el PNUD, los buzos han visto crecer su cosecha en más de un 30% después de años de disminución. Sus métodos se basan en las propiedades biológicas únicas de las micro algas para reproducirse en el laboratorio, y los esfuerzos para volver a plantarla mantendrán los campos locales de algas durante años.

Darío Aquise Gutiérrez

Presidente de la Asociación de Pescadores del Alto Puno

"El alga Gigartina Chamissoi solía llegar a la costa y no teníamos que bucear para conseguirla, pero en ese entonces había más. Debido a la corriente y a otros fenómenos, la situación ha cambiado y ahora tenemos que bucear."

A CLOSER LOOK

Gutiérrez y sus colegas pescadores han aprendido a sacar partido de la tendencia natural de las algas de reproducirse en un laboratorio. Gracias a estas algas han repoblado los 25 acres de océano dedicado al proyecto, creando prácticas de cultivo muy eficientes y sostenibles en una comunidad que hasta ahora había sobreexplotado. Hemos creado un plan piloto que funciona. Nosotros, las cinco asociaciones, estamos dedicados exclusivamente a este tipo de trabajo”, explica Gutiérrez.

La industria de las algas ofrece una serie de productos para uso humano directo e indirecto en todo el mundo, y se estima que su valor total es de US$ 10.000 millones por año. El objetivo de Gutiérrez es mantener esta industria independiente del Gobierno, garantizando así un ingreso para él y para los demás pescadores. “Queremos agregarle valor al producto, pero también queremos mejorar nuestra calidad de vida y decirle al gobierno que las comunidades pesqueras no administrarán mal los campos de algas. Queremos volver a poblar las algas para ganarnos la vida porque estamos dedicados a este producto."

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